Los políticos infames más vividores en México

Carlos Romero Deschamps

Mario MarínLos políticos mexicanos son unos de los más corrptos y vividores de todo el Orbe, y sus escapadas, “hazañas”, “aventuras” y rapiñas son tan célebremente conocidas en México y el resto del mundo como, por desgracia, impunes: Vinos de $5000 pesos, cuentas de restaurantes por hasta $20,000, viajes al extranjero sin justificación de trabajo, escuelas exclusivas para sus hijos, así como muy jugosos bonos, “dietas”, prestaciones y jubilaciones sin concordancia con su productividad legislativa o de gobierno son sólo unos pocos de lso abusos por los cuales se conoce a la casta política nacional.

En esta ocasión te traemos a seis políticos de los más vividores y repugnantes que han habido o existen aún en México, y se han destacado mucho más por sus corruptelas e ilegalidades que por su aporte a las instituciones y el desarrollo económico del país. Noten que, a pesar del distinto origen étnico o social, todos comparten su gusto por el clientelismo y las actividades rentistas improductivas dentro del gobierno.

Como líder de Pemex, se infló de dinero robado a las arcas de paraestatal petrolera, contribuyó a la victoria panista de 2006 al llevar a todo el sindicato de PEMEX a votar por Felipé Calderón, y su enriquecimiento ilícito lo llevarona él y su familia a disfrutar de impunidad y un cómodo exilio en Canadá. Su liderazgo en la petrolera generó muchos votos y financió campañas políticas para el PAN y el PRI, pero no produjo petróleo de mayor calidad, no generó petroquímica nacional ni disminuyó el costo de la gasolina y otros combustibles en el país.

El tristemente célebre “gober precioso” se dedicó no sólo a saquear el erario público en su favor personal, sino que usó el poder para asociarse económicamente a empresarios sin escrúpulos como Kamel Nacif (acusado de explotación laboral y tráfico de mujeres) o Jean Succar Kuri (abusador de menores) a cambio de protegerlos de la más mínima y elemental aplicación de la ley. Amenazó de muerte y de torturas a la periodista Lydia Cacho, y se cree su participación en bandas de tráfico de drogas y de personas dentro del estado que gobernó.