La narcobodega de Clouthier

Urge que la PGR reabra la investigación para aclarar dudas…

Hay quienes creen que el ADN basta para repetir las hazañas de sus progenitores. Pero los genes no son atributo suficiente para culminar la obra de quienes les antecedieron; mucho menos en la política. Vulgar no es sinónimo de dicharachero. Insultar tampoco es sinónimo de construcción política.

Más aún. Soy de la convicción de que si de ADN se trata, muy bien haría la Procuraduría General de la República, en reabrir los expediente sobre el almacenamiento de mariguana en las bodegas El Palmito, propiedad de Manuel Clouthier del Rincón (+) y socios vivos.

Volver a franquear una investigación criminal sería saludable para “oxigenar” no únicamente la historia sino trayectorias políticas y empresariales de Sinaloa, en aras de descubrir la verdad, porque en el pasado se sembró mucha cannabis e impunidad y hay quienes creen que los sinaloenses carecen de memoria.

No es incluso descabellado exigir a la PGR la declaración Al detenido Ernesto –Don Neto- Fonseca Carrillo, cuyo último apellido coincide con el ADN del protagonista de este artículo, para que dé su versión sobre si en verdad o no la mariguana que se almacenaba en El Palmito era totalmente de su propiedad o un cargamento en sociedad con Clouthier, padre, y sus socios vivos.

Bien. De los referentes públicos, no archivados en la PGR, hay antecedentes reveladores como es el hecho de que el ADN no le impidió a Manuel Clouthier Carrillo levantarle la mano a Mario López Valdez ni le impide engranar la estructura de su periódico, Noroeste, al proyecto del PRI-PVEM, en la figura de Quirino Ordaz Coppel, que representa los intereses de Enrique Peña Nieto.
Hagamos un poco de historia: Manuel de Jesús Clouthier del Rincón fue un hombre excepcional; fuera de serie en sus luces y sus sombras. Cuando determinadas circunstancias amenazaban sus intereses, sobre todo económicos, decidió separarse del PRI, del que fue activo en el Instituto de Estudios Políticos y Sociales (IEPES), precisamente cuando no pudo lograr la candidatura tricolor a la Presidencia Municipal de Culiacán.

Pero Clouthier del Rincón era un militante de clase, la empresarial. Por esta vía continuó su crecimiento personal y únicamente cuando sintió que acreditaba la representación de su sector decidió reanudar su vocación política. Su simbiosis de empresario-político lo animó a buscar la gobernación de Sinaloa por el PAN.

Fracasó en la tentativa pero, al consolidar su liderazgo empresarial en su tránsito por la Coparmex y el CCE, sintió su momento de elevar la mira hacia la Presidencia de la República en 1988. Lo hizo nuevamente por el PAN… y también falló.

Clouthier del Rincón, poseedor de un peculiar carisma que le permitía tener una fluida comunicación con la gente, vadeando expedientes que lo ponían en entredicho (sospecha de tráfico de drogas (bodega de El Palmito), tráfico de influencias, posesión de armas (Paralelo 38), arreglos privados postelectorales, etcétera) se erigió en un especie de cruzado azul contra la corrupción. Fue su discurso de campaña estatal y presidencial.

El tema de la corrupción es tan socorrido, que el francotirador Vicente Fox, quien presumía un supuesto pupilaje político del robusto empresario sinaloense, se apropió de esa bandera y logró la confianza de los votantes para llegar a Los Pinos, con y a pesar de Los Amigos de Fox.

El hocicón guanajuatense terminó chapoteando en la peste que ofreció combatir, como lo hace ahora el “independiente” Jaime –El Bronco- Rodríguez en Nuevo León.

El Maquío era dicharachero, código que le facilitaba el contacto oral y visual con el llano. Pero se rodeó de mentores de altos vuelos académicos que le formularon el discurso, incluso filosófico, con el que construyó su liderazgo y con el que le dio a este liderazgo vuelos internacionales.

Es absolutamente posible que, en una segunda intentona, El Maquío se hubiera alzado con la Presidencia de México, a pesar de los antecedentes citados, de no registrarse el conveniente carreterazo salinista-priista que en octubre de 1989 lo sacó de circulación y lo metió a la vida mortesina.

Ahora, el hijo del prominente empresario-político, Manuel Clouthier Carrillo, se presenta como continuador de la obra de su padre. Pero éste nunca tuvo arrebatos de señorito ni de andar de levantamanos de nadie. Clouthier, padre, era dicharachero, Clouthier, hijo, raya en lo hocicón, en lo grosero.

Clouthier Carrillo hace alarde de ejercicio periodístico pero opta ahora por la incierta eficacia político-electoral de las redes sociales. Ahí reconoce militancia activa en el PAN de 1985 a 1993.

Desertó del PAN, dice ahora en campaña de “independiente”, porque la formación creada por don Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, al tomar el poder, se “mimetizó” con el PRI; dejó de ser demócrata y se corrompió.

Así de corrompido, sin embargo, Clouthier Carrillo aceptó del PAN representarlo en la Cámara de Diputados federal.

Habla este personaje de vocaciones y convicciones morales y éticas, pero por creer que los partidos no expresan la voluntad democrática, se presenta ahora como “un pelado que ha sabido construir su nombre”.

Con solo la marca nombre, piensa que posee el capital moral y ético para alzarse con la representación del pueblo sinaloense, que no la tiene. Recuerda que su padre solía decir: “Pueblo, creo en ti”, pero el revierte la oración y suscribe: “Pueblo mexicano, creo en mí”.

La arrogancia individualista de Manuelito -narcisismo puro- lo induce a suponer que al pueblo le basta con unas cuantas mentadas de madre para convencerlo de que él es la opción electoral indisputable.

Con nostalgia panista se remite a Luis H. Álvarez (casualmente quien presidió la traición a El Maquío en 1988), y dice hacer su campaña con la triple S: “Suelo, saliva y sudor”. Obviamente, sólo se queda con la saliva.

Lo del arrogante individualismo lo repetimos en función de la cita constitucional arriba transcrita: Los partidos políticos han posibilitar el acceso ciudadano al poder público de acuerdo con los programas, principios e ideas. Es decir, con valores filosóficos y un programa de acción tan deseable como posible. Ser “independiente”, en cambio exonera de rendir cuentas ante nadie.
Y, ¿qué hay de aquello de que el PAN, al llegar al poder, se mimetizó con el PRI, dejó de ser demócrata y se corrompió? ¿El Maquío pretendió ser congruente con su discurso público? Manuelito es visto en las redes sociales, gustoso y exultante, al lado del priista David López Gutiérrez y del verde-priista Quirino Ordaz Coppel ¿Usted le cree a Clouthier Carrillo?

En el 2010, Clouthier levantó la mano del priista Mario López Valdez, que se coló “por la chimenea” a la coalición “mimetizada” PAN-PRD-Convergencia, que terminó en desgracia para el panismo, pues fue traicionado, y Malova regresó al redil priista, al que pertenece, temeroso de ser víctima de una venganza política de Enrique Peña Nieto.

En junio del 2015, al hablar en exclusiva con Newsweek en Español, Clouthier Carrillo reveló: “yo fui el primero en denunciar la narcopolítica en un programa con Carmen Aristegui. Y se quedó sorprendida. He escrito sobre esto”.

En el Universal, en el artículo titulado Lavado de Dinero, Clouthier concluye que los mayores lavadores de dinero son las propias autoridades. “¿Cuál es el mejor socio para hacer negocios? El gobierno”, dice a Newsweek.

En esa entrevista Manuel Clouthier sostiene que él criticó que Felipe Calderón, “en el sexenio de la guerra contra las drogas, no viniera aquí a Sinaloa, la cuna del narcotráfico”.

¿Y qué tal si hubieran venido los investigadores de la PGR, inteligencia militar y de la Marina a hurgar en los expedientes “archivados”? ¿En qué nivel se encontraría ahorita la investigación sobre la narcobodega de El Palmito y sobre el ADN que vincula el apellido Carrillo con Don Ernesto -Fonseca-Carrillo, aparentemente dueño de la mariguana encontrada en la bodega del Maquío y sus socios?

Son preguntas al canto, mientras Manuel Clouthier vive sus primeros días de “mimetismo” con David López Gutiérrez y Quirino Ordaz Coppel, del PRI-PVEM, a quien puso a sus órdenes el periódico Noroeste para desencadenar una ofensiva contra la “oposición” e intentar planchar el proyecto de Enrique Peña Nieto en Sinaloa.

El ADN de Clouthier ¿regresó a sus orígenes, aquellos años en que su padre militaba en el PRI?