El presidente nacional del PAN habla sobre la depreciación del peso, desmiente que haya estabilidad macroeconómica, ha sentenciado que es una vergüenza que mejor España que México, haya echado guante al ex gobernador Humberto Moreira, aunque después ante el gazapo de la fiscalía española Anaya olvidó el tema.

Pendiente de los grandes temas de la agenda nacional, a Ricardo Anaya se le comienza a desmoronar el prestigio personal con el cual arribó a la dirigencia de su partido, mismo que fortaleció cuando mandó señales de autonomía respecto de su ex jefe, Gustavo Madero, a quien no hizo coordinador en San Lázaro y bajó el perfil del chihuahuense a mínimos. Ya no se le menciona entre los aspirantes viables de acuerdo a la coyuntura, Rafael Moreno Valle, Margarita Zavala y quizá el mismo Anaya.

Pero las circunstancias cambian rápidamente. Apenas hace un par de días la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, rechazó que Ricardo Anaya hubiera incurrido en calumnia alguna contra del PRI cuando el 2 de enero, en campaña por Colima, acusó al PRI de hacer trampa. Los magistrados resolvieron que la declaración ante medios no imputaba directamente un delito al tricolor. La libró.

Sin embargo, ese mismo día, el Consejo General del INE multó al PAN por irregularidades en los informes de ingreso y gasto en la campaña de Jorge Luis Preciado, quien compró espectaculares a precios subvaluados.