Culiacán, Sinaloa.- El secretario de Salud de Sinaloa, Cuitláhuac González Galindo respaldó a la comunidad de anestesiólogos en Sinaloa, después de que pidieron la regularización de clínicas donde utiliza el fentanilo con fines estrictamente médicos.
Esto después de que el anestesiólogo Gustavo Darwin Aguirre Castro, originario de Culiacán pero que labora en Los Cabos, fue objeto de un allanamiento en su casa por parte de autoridades federales quienes lo tiene bajo proceso legal, luego de que como es normal adquirió ampolletas de fentalino para uso médico pero la FGR le puso “marcaje” por considerar que era un delito.
Dijo que el anestesiólogo fue sometido a un procedimiento que la FGR consideró normal, a pesar de que es un medicamento autorizado y regulado.
No obstante, dijo, la regulación es mucho más extensa hoy en día pues “antes podrías pasear con el fentanilo y podías adquirir fentanilo fácilmente para estos propósitos médicos, pero hoy ya no y es algo bueno por el tema de las drogas.”
El titular de la SSA indicó que para adquirir el medicamento se requiere una receta y un permiso especial, el cual lo obtienen las clínicas al registrarse en la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) y para ello deben de dar de alta cada médico su cédula y título.
González Galindo comentó que hay documentación que tiene que cumplirse y para eso se tiene que revisar el número del lote del que fue comprado y la cantidad con la que cargaba.
“Yo pienso que la Fiscalía es quien debe decirnos al final de cuentas qué sucede”, puntualizó el funcionario.
Planteó que, para beneficiar al personal de salud, “nosotros como autoridad nos sentemos a plantear cómo sí se puede (adquirir y transportar) el medicamento para que los médicos estén regulados y los médicos tengan tranquilidad en adquirir el medicamento que sea el correcto”.
Este fin de semana la comunidad médica marcho en Culiacán pidiendo a las autoridades que no los criminalicen por el uso del fentanilo de utilidad médica, que nada tiene qué ver con el que distribuyen en tabletas organizaciones criminales con fines narcóticos.