30 MILLONES DE MEXICANOS TOMAN AGUA DE MALA CALIDAD

En nuestro país alrededor de 40 millones de personas consumen agua embotellada procedente de al menos 24 mil rellenadoras locales, las cuales en su gran mayoría no cuentan con la licencia de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), y tampoco cumplen con las normas de salubridad, por lo que unos 30 millones de ciudadanos podrían estar consumiendo agua contaminada,

De acuerdo con estudios recientes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma de México (UAM), así como de la propia asociación Agua en México, en 7 de cada 10 envases rellenados de agua procedente de este tipo de negocios se ha encontrado la presencia de algún tipo de bacteria.

el agua para consumo humano debe contar con un balance adecuado de sales y minerales para una correcta hidratación, sin embargo, buena parte de la población está consumiendo agua de mala calidad.

Por esa razón, Bustamante exhortó a los consumidores a exigir su derecho al agua de calidad y denunciar a estos negocios rellenadores para que sean verificados por la autoridad y así cumplan con las normas de filtrado y purificado, además de las buenas prácticas para así evitar riesgos a la salud.

Los clientes que acuden por agua embotellada deben tomar en cuenta tres requisitos fundamentales. El primero de ellos es el aviso de funcionamiento expedido por la Cofepris, con el que se les otorga el permiso de vender agua para consumo humano.

En segundo lugar, los estudios bacteriológicos con los que se compruebe que el establecimiento en cuestión acudió a un laboratorio con muestras del agua que produce y comprobar que cumplen con la norma sanitaria que marca la Cofepris.

Y el tercero es que cumplan con buenas prácticas, las cuales son visibles al público y que consisten en la portación de una indumentaria adecuada, además del uso de cofias, cubrebocas, pues hay que recordar que se trata del manejo de alimento para consumo humano.

En caso de fallar en alguna parte del proceso es posible que el producto se contamine y el consumidor pague las consecuencias.

“Si en el proceso del lavado de los envases, del lavado de los filtros, del purificado y el sellado no cumplen completamente con las buenas prácticas, seguramente en alguna parte del proceso van a contaminar el producto”,