Derrotado por el aparato judicial de Peña Nieto, por una fractura interna en el PAN y por no saber explicar su alianza con el PRD, el excandidato presidencial panista-perredista de 2018 Ricardo Anaya Cortés sacudió las redes sociales a mediados de la semana pasada con un video de cinco minutos y siete segundos para pedir solidaridad social de cara a la pandemia del COVID-19.
Pocos recuerdan el contenido real de su mensaje o su sentido final. Lo que quedó en el ambiente político fue la presencia de un opositor en momentos políticos en los que la oposición partidista está anulada. Y el mensaje de fondo: de los partidos de oposición real solo el PAN construye alianzas internas, en tanto que el PRI busca acuerdos con lo que queda del PRD, pero sin liderazgos y únicamente vía reparto de posiciones de poder, las pocas que quedan.
Anaya fue una de las víctimas del Poder Judicial politizado de Peña Nieto, pero sin posibilidades para oxigenar a su candidato José Antonio Meade Kuribreña. Al final Peña está pagando con desprestigio su intento de acuerdo de impunidad con el candidato presidencial López Obrador. Y si bien el presidente López Obrador hasta ahora no emprenderá iniciativas judiciales contra su antecesor, sí ha logrado develar la trama de la peor corrupción que hubo en el país: la de Peña Nieto y sus funcionarios en todos los niveles federales y estatales.
El presidente López Obrador ha logrado construir un liderazgo personal que, inclusive, no necesita a Morena más que como cascarón electoral de registro para sus candidatos al Congreso y a las 15 gubernaturas. Con López Obrador se ha dado un fenómeno peculiar: una disminución consistente de su aprobación hasta llegar pronto a un piso de 45%, pero en todas las encuestas electorales de 2021 Morena aparece en los primeros lugares en tanto siga siendo el partido del presidente. Eso sí, López Obrador no ha querido repetir el modelo del PRI que fue muy costoso en corrupción: el partido de Estado. Y lo ha conseguido al convertir a la Presidencia de la República en el espacio de negociación y solución de conflictos y controversias políticas, sociales, personales y productivas.