Mazatlán es el único destino en la costa del pacífico de México, que cada año atrae a más viajeros en busca de un auténtico encuentro cultural con nuestras raíces,

De todos los destinos turísticos de playa en la costa del pacífico mexicano, Mazatlán es el único en el que sus visitantes tienen la oportunidad de caminar entre calles y callejones que son vibrantes vías hacia un recorrido por su grandioso pasado histórico, que se manifiesta en la arquitectura de sus intrigantes y majestuosos edificios, que son los más vivos testimonios de la historia de la vida de Mazatlán y su maravillosa gente.

Las crónicas de Mazatlán ilustran acerca que durante el siglo XIX, los puertos de San Francisco California, Valparaíso en Chile y Mazatlán en México, eran los más importantes a lo largo de la costa del pacífico. A principios de 1800, gracias a la actividad minera localizada en las cercanías del puerto, así como a la necesidad de abastecimiento que se requería para su desarrollo, y al hecho de que por decreto de las Cortes Españolas, Mazatlán había sido abierto al comercio internacional, el puerto se convirtió en la puerta de entrada de todo tipo de mercancías provenientes de Europa y el Oriente. En aquellos días era común que por año al puerto arribarán más de sesenta veleros, fragatas y balandras, que después de una peligrosa travesía de entre cuatro o cinco meses, rodeando el Cabo de Hornos o a través del Océano Pacífico, llegaran cargadas de muy variados productos de procedencia francesa, española y oriental.

La consecuencia de esta actividad genero que en muy poco tiempo, Mazatlán se convirtiera en principal proveedor de los principales estados de la Republica Mexicana. El éxito comercial del puerto atrajo la atención de europeos ―principalmente alemanes, franceses y españoles― que establecieron aquí sus casas comerciales, mismas que al amparo del crecimiento de Mazatlán hicieron enormes fortunas. La prosperidad durante el período de 1830 a 1913, provocó en el puerto un gran desarrollo que atrajo el establecimiento de fábricas de cigarros, puros, cerillos, jabones, cerveza, carruajes, velas, calzado, hielo y la fundición más grande del país. Toda esta abundancia se reflejo a través de regias construcciones con estilos arquitectónicos como el neoclásico, ecléctico y barroco; que con el tiempo vinieron a dar forma y vida a lo que en la actualidad se conoce internacionalmente como el “Centro Histórico de Mazatlán”, patrimonio cultural para la humanidad.

Mazatlán es el único destino en la costa del pacífico de México, que cada año atrae a más viajeros en busca de un auténtico encuentro cultural con nuestras raíces, y en el Centro Histórico de Mazatlán, el puerto ofrece a quien lo recorre, la oportunidad de conectarse con una grandeza que aunque por muchos años parecía dormida, trasciende, y gracias al esfuerzo y trabajo de su gente, ha comenzado a resurgir para iluminar la vida del destino de playa y cultural más importante de la costa oeste de México. Es indudable que actualmente los edificios que conforman el Centro Histórico de Mazatlán, son un activo inmobiliario de altísimo valor que esta llamando la atención de inversionistas y retirados que están dispuestos a también invertir en la restauración de casas y edificios aledaños.