Tierra de magos y forajidos

 

 

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Ah…México mágico. Esa extraña y maravillosa tierra donde ocurren “milagros” todos los días, como cuando miembros del clero misteriosamente regresan sanos y salvos de secuestros; donde las personas desaparecen sin huella alguna por montones cada día; donde cualquiera puede hacerse rico de la noche a la mañana; donde las arcas estatales se vacían de repente; donde el ciudadano común se levanta sin saber si hoy tendrá derechos o no (nos recuerda al famoso “ahora lo ves y ahora no lo ves”) y donde los políticos aparecen y desaparecen en medio del desconcierto de todos.

Así es. Parece nuestra vida se desarrolla dentro de un auténtico espectáculo digno del Cirque du soleil. Entrar a nuestro territorio asegura una experiencia ciertamente inolvidable. Tenemos multiplicadores de dinero dignos de hacer alguna aparición en un relato bíblico, gente que convierte el tratamiento de quimioterapias en agua, personajes de múltiples talentos que puedan desempeñarse un día como futbolistas profesionales y el otro como presidentes municipales (¿mencioné que también uno de ellos puede hacer desaparecer su cuello? Hasta ahorita ningún mago en el mundo sabe su secreto), aquellos que desaparecen periodistas (aunque es un puesto muy competido, todavía no se decide un ganador) y hasta hay otros que presumen el hacer actos de equilibrio entre dos sillas como parte de su currículum para gobernador.

Dentro de este espectáculo variado y familiar que no conoce de colores o géneros (aunque le gusta vestir usualmente de tricolor) hoy le presentamos a todo un artista del escapismo y el disfraz: Tomás Yarrington. Hace un par de días salieron a la luz las noticias respecto a la captura del que fuera gobernador de Tamaulipas hace más de diez años (en el periodo 1999-2004), esto mientras caminaba tranquilamente en las calles de Florencia, Italia.