Una de las mayores desgracias para México es nuestra clase política cínica e impune. Se trata de una clase política de primera clase y el resto de los ciudadanos de segunda o tercera clase.
La llamada alta burocracia está acabando con este país. Tenemos políticos y funcionarios ricos y ciudadanos pobres. Políticos y funcionarios que viven en la abundancia y ciudadanos que viven en la escasez. Políticos y funcionarios con sueldos de primer mundo y ciudadanos con salarios de hambre del tercer mundo…
¿Hasta cuando lo vamos a permitir? ¿Cuál es el límite de la corrupción disfrazada? ¿Hasta dónde llegan nuestros diputados, senadores y funcionarios para llenarse los bolsillos cada Navidad?
Este año, el expolio es monumental. Como de costumbre se han puesto de acuerdo para llevarse una buena tajada del presupuesto. El robo “legal” de los diputados, senadores y demás funcionarios, se ha convertido en una tradición mexicana.
Y este año no podía ser diferente. Hemos perdido la capacidad de asombro cuando se refiere a corrupción. En estos días, los 500 diputados, se llevaran 225 millones de pesos.